Voro Femenía (PSPV-PSOE) es regidos de L’Alqueria de la Comtessa desde 1995. Y Alcalde desde 1999. Su ‘secreto’, seguir siendo un vecino, más allá de estar empadronado en el municipio. Un vecino según la cuarta acepción de la RAE. «El secreto es que la gente vea que el alcalde responde a lo que la ciudadanía demanda, y que responda bien», asegura en una entrevista a SOM SAFOR.
¿Por qué merece la pena conocer L’Alqueria?
Merece la pena por varios motivos. Una por su patrimonio, hay casas muy antiguas y protegidas como la Casa Olivares, la Casa Alandete, la Casa de la señora Beltrán. Hay naturaleza, como la Fonteta de Quaresma donde se puede cocinar y disfrutar de la montaña. También hay dos ermitas y, como no, se puede disfrutar de la gastronomía. Aunque la gente conozca las paellas, que es lo común de Valencia, cada pueblo tiene su pincelada y su plato autóctono. Nosotros tenemos la ensalada de la casa, o ensalada caliente. Se realiza con sepia, champiñón, hígado y sangre junto con la ‘picaeta’.
Lo mejor de los pequeños municipios es la calidad humana de las personas, y que todos tienen su banda, su asociación de teatro, comisiones de fiestas… Pequeñas asociaciones que cuentan con su espacio. Además de la tranquilidad de estar un viernes cenando en la plaza y que los niños estén dando vueltas, tranquilamente, por el pueblo.
¿Qué supone para un municipio pequeño acoger a empresas internacionales?
Supone una seguridad en el trabajo para las personas de tu pueblo. Pero entendemos que la Safor es un espacio de 31 administraciones y 700 núcleos urbanos. Vecinos de Bellreguard trabajan en esas empresas, los de L’Alquería en la playa de Gandia y los de Gandia van a Villalonga. Somos un espacio internuclear donde vivimos 170.000 habitantes.
Tres deseos le pediría a otras administraciones.
Un deseo que no he podido cumplir es hacer un centro de día. Todos los municipios no pueden tener un centro de día, lo entiendo, pero mi idea era realizar un centro de día para personas mayores capacitadas. Un espacio para que fueran durante el día y estuvieran atendidas por un ATS. He intentado varias veces hacer esta infraestructura, pero no ha sido posible.
También un gran pabellón para hacer cualquier actividad. Hemos hecho tres pequeños, pero creo que el municipio necesita uno grande para que si llueve se puedan realizar deportes, actos de fiestas, o cualquier tipo de actividad.
El tercero sería que los vecinos colaboren y participen. El comportamiento cívico de los vecinos es esencial, y esto es lo que a veces falla.
¿Qué le queda por cumplir del programa electoral?
A lo largo de 20 años se han hecho muchas construcciones. Me queda por cumplir hacer el pabellón y unos proyectos que estamos relanzando como el Gran Consell de Cultura y Juventud y un Consell de Comisiones de Fiestas. Se trata de delegar en las asociaciones para que lleven la vida cotidiana del pueblo. No de la gestión, sino crear comisiones para que muevan al pueblo y se programen ellos los actos para que no solapen, por ejemplo, los partidos de fútbol con el día de los cazadores.
Usted ha sido presidente de la Mancomunidad, ¿cuánto de importante es para los municipios de la Safor?
La gente que dice que no sirve para nada, es gente que no entiende. La Mancomunitat sirve para tres cosas: para unir servicios entre municipios; también es un lugar de reunión de alcaldes donde se intercambian consejos, ideas; y desde aquí se puede hacer política, todos unidos podemos pedir una liberación de la autopista, un hospital… todos unidos se pueden pedir cualquier infraestructura que como ámbito comarcal nos merecemos.
¿Quiere seguir siendo Alcalde?
Seguramente sí, pero depende de las sensaciones las 30 o 40 personas que forman el espacio de trabajo. Si tú notas que el equipo está cansado o que ven que te falta fuerza, te lo dirán. Si tú ves que, por mucho que tú quieras, la gente dice que ya lo tienes bien, pues pararemos.
Siempre dices que es la última, pero cuando llega la fecha, te preguntan, y continúas. Es que ser alcalde de un pueblo es hacer de todo. Te llaman a las cuatro de la mañana, gestionas, y también te critican. Si estás a gusto, genial, porque ves que la gente te responde. También tenemos limitaciones, me gustaría tener más policías, más barrenderos, más personas en la casa de la cultura, pero es que el dinero no da para más.
Si el grupo de trabajo dice que sí, seguiremos adelante. A parte del amor a mi pueblo, los problemas los tengo en la cabeza, no en el corazón. Yo intento ayudar a todo el mundo y es un trabajo que yo lo hago a gusto, porque en mi casa siempre hemos participado en todas las asociaciones del pueblo. Esto da pie a que te gusta la vocación pública para trabajar y esto es lo primero que enseño yo cuando entra un funcionario a trabajar en el ayuntamiento.
En los pueblos estiramos el dinero y hacemos todo lo posible para que se arreglen y salgan las cosas.
L’Alquería se organizó en tiempo récord para ayudar a Ucrania.
El domingo a las 10 abrimos un espacio en el polideportivo. Una mujer del pueblo acoge todos los años a una joven de Ucrania. La mujer pidió el espacio y se lo dimos, y ese mismo domingo en solo cuatro horas llenamos la mitad del polideportivo. La gente del pueblo responde muy bien con toda la ayuda que se pide. Yo no soy persona de manifestarse en la calle, soy más de ayudar con material o lo que sea necesario.
Desde la Mancomunidad estamos pidiendo que los municipios recojan ropa térmica y medicinas para mandar a València, y desde allí llegará a Ucrania.