jueves, 28 marzo, 2024

Fernando Gimeno relata en su nuevo libro la historia del puerto de Gandia

Ha sido uno de los pocos puertos de España construido con capital privado y destinado al servicio público de buques, mercancías y pasajeros.

En 1892 el Puerto de Gandia recibió la autorización para la apertura del recinto al servicio al público. Se trata de un recinto portuario con unas características peculiares en España. Fue construido con capital privado y destinado al servicio público de buques, mercancías y pasajeros.

Un proyecto impulsado por el carácter emprendedor de la gente de la Safor y que sirvió para fomentar la exportación de hortalizas y naranjas que se producían en la comarca y el impulso de la línea ferroviaria que unía Gandia con Alcoy y servía para desarrollar la economía de las comarcas del interior y dar a las mercancías una salida por mar, uniendo el ferrocarril con el puerto.

Una historia que Fernando Gimeno, actual jefe de Seguridad Industrial de la Autoridad Portuaria de València (APV) y ex responsable de gestión de servicios portuarios del Puerto de Gandia, autor del libro «Historia del Puerto de Gandia, ha explicado con motivo de la jornada sobre el 130 Aniversario del Puerto de Gandia.

Durante su intervención, Gimeno ha explicado que el punto de partida es la Ley de Puertos de 1880 que permite autorizar a particulares o empresas la construcción de un puerto en parajes de las costas en donde no haya trabajos ni proyectos de otros. Hasta entonces los puertos sólo podían ser construidos por el Estado, por las Diputaciones o por los Ayuntamientos. En la playa de Gandia se efectuaban desde tiempos pasados el embarque y desembarque de mercancías: se estima que alrededor de 1883 suponían unas 30.000 toneladas.

En 1883, encargado por el entonces alcalde de Gandia, José Rausell Rivas y su amigo y líder del partido liberal en la ciudad, Sinibaldo Gutiérrez Más, al ingeniero Rafael Yagüe Buil Más, se redacta el proyecto original del puerto. Un recinto necesario motivado por la gran producción de hortalizas y naranjas en Gandia que para exportarlas debían de llevarlas a València, lo que suponía, durante el traslado, un deterioro de la mercancía, mientras que la parte que se embarcaba en la playa (30.000 toneladas), se realizaban en condiciones penosas y de alto coste económico. Con la construcción del puerto, las operaciones serían más seguras, abaratándose los costes, e incrementado el tráfico tanto de exportación de productos agrícolas (incluyendo zonas de Xátiva, Alzira, etc.) como de importación (abonos y madera). El presupuesto de ejecución de las obras fue de 1.083.369,33 pesetas y el de conservación y explotación anual de 29.000 pesetas.

A esta necesidad se suma para añadir mayor utilidad del recinto la construcción del ferrocarril Gandia-Alcoi a cargo de la compañía británica ‘The Alcoi-Gandia Railway & Habour Company Limited’, cuyos objetivos eran importar el carbón que necesitaban las industrias textiles alcoyanas, y por otro, exportar los productos de las comarcas de La Safor, L’Alcoiá y El Comtat, a los mercados ultramarinos. Un tren que unía a través de 53 kilómetros ambas localidades. De hecho, sería la compañía británica adquiriría los derechos de construcción del enclave costero.

“El puerto de Gandia fue un precursor, convirtiéndose en uno de los primeros puertos de España en disponer de un verdadero transporte intermodal de mercancías, al conectar en el mismo muelle el transporte marítimo con el ferroviario”, explica Fernando Gimeno.

A lo largo de su ponencia, el responsable de la APV ha relatado la ubicación del punto elegido para la construcción o su papel en diferentes periodos como la Guerra Civil. “Durante la guerra el puerto, que fue bombardeado en varias ocasiones, se utiliza para el intercambio de prisioneros de guerra italianos y británicos. Además, las divisas conseguidas con las exportaciones de naranjas a través del puerto fueron fundamentales para la compra de armas por parte del Gobierno Republicano”, señala.

Puerto estatal. El estado adquiere el ‘pequeño Gibraltar’

Tras la guerra, el recinto pasó por su etapa más oscura y precaria, al estar la compañía sin recursos económicos que permitiesen reparar los daños que el puerto presentaba. Tanto era así, que los dragados los tenían que pagar los exportadores para permitir que los buques atracasen y se pudiesen embarcar las naranjas. A la vista de la penosa situación, el Ayuntamiento de Gandia reclamaba al Estado que declarase el puerto de Gandia de interés nacional, «pues no se podía consentir la existencia de ese pequeño Gibraltar». Finalmente, el puerto pasa a poder del Estado en 1947, tras haberlo adquirido éste a la compañía británica por 4.125.000 pesetas.

La importancia de la naranja y la apertura a otras mercancías

El recinto gandiense ha sido desde sus inicios una referencia para la exportación de las naranjas valencianas. Ya en 1958 se exportan naranjas en todas sus variedades y formatos de presentación (cajas, bandejas, etc.) a 13 países: Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Gran Bretaña, Inglaterra, Irlanda, Italia, Noruega, Polonia, Suecia, y Rusia, a través del Puerto de Odessa. Esta tónica de exportación de naranjas se mantendría e incrementaría durante los próximos diez años. Entroe los Puertos de destino de la naranja se encontraban: Aarhus, Amberes, Bremen, Copenhague, Dover, Dublín, Estocolmo, Génova, Gdynia, Goteborg, Hamburgo, Helsinborg, Helsinki, Hull, Liverpool, Londres, Malmoe, Marsella, Newcastle, Norkoping, Odessa, Oslo, Port Vendres, Rijeka, Rostock, Rotterdam, Sette.

En las décadas de 1960-1970 se realiza una ampliación de 410 metros del muelle de la zona norte y se comienzan a diversificar las mercancías, gracias a la iniciativa privada de empresas como Navarro y Boronad que permitió el tráfico de otros productos, en especial el papel y la madera, cuando la masiva irrupción del camión se impuso para la distribución de la fruta y la verdura hacia los países de Europa.

Relaciones puerto-ciudad

Desde diciembre de 1985, momento en que el puerto de Gandia quedó integrado en el ámbito de gestión del entonces Puerto Autónomo de Valencia (hoy Autoridad Portuaria de Valencia), comenzó una constatada interacción puerto-ciudad, la cual se fue incrementado paulatina y continuamente mediante convenios y acuerdos entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria, cediéndose y habilitándose a esos efectos zonas y espacios para disfrute y beneficio de la ciudadanía como el Muelle de los Borgia.

Dentro de esa fluida relación, hay ahora que añadir otros proyectos de colaboración a ejecutar en breve plazo, como lo son los correspondientes a los nuevos usos de los Tinglados Fruteros y el entorno de la Iglesia de San Nicolás, que permitirán revitalizar y dinamizar el Grao y Playa de Gandia, mejorando tanto la oferta turística, cultural y de ocio de la ciudad.

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